Hay ACTIDUDES que se contagian más rápidamente que el SIDA… BASIDA- Navahondilla (Ávila)

Hay ACTIDUDES que se contagian más rápidamente que el SIDA… BASIDA- Navahondilla (Ávila)

Mi campo de trabajo empezó el 1 de agosto, con la organización Basida, en la residencia Hospitalaria BASIDA- Navahondilla (Ávila), un hogar para personas drogodependientes, seropositivas, enfermos de SIDA, y otras enfermedades terminales, que por su fase avanzada de la enfermedad o porqué se han quedado sin los suyos o sin nada, pasan de la prisión, el hospital o la calle a formar parte de esta gran familia.

ImageEncontré el campo mediante el portal de la Fundación Chandra, dónde vi que Servicio Civil Internacional ofrecía campos de trabajo, por cuestiones económicas y de idioma me decidí irme a Ávila, yo soy de Barcelona.

Basida, es una asociación que pretende paliar, en parte, el profundo problema asistencial en que se ven inmersas las personas portadoras del VIH-SIDA, drogodependientes y ex-reclusos, el equipo profesional que trabaja en Basida está formado en su totalidad por personal voluntario. Desarrollan cinco proyectos: Casas de acogida para enfermos VIH-SIDA (hay tres, una de ellas es la de Navahondilla), Centro de Desintoxicación y Rehabilitación de Drogodependientes, programa de Reinserción Social e Integración Social, Formación de Voluntariado y Información, Prevención y Asesoramiento.

Mi experiencia fue la siguiente. Cuando llegué no conocía a nadie, y no sabía tampoco que me encontraría, mis expectativas eran aprender y tener una visión mucho más formativa de la enfermedad y sobretodo de las personas que la padecen. Tuve una bienvenida fantástica, muchos besos y calor. Ese calor humano que tanto se percibía cada minuto.

Durante la estancia, por las mañanas teníamos que hacer los trabajos que los residentes también hacían, era una forma, tanto de conservación de la casa, como de potenciación de las habilidades y aptitudes de las personas que vivían allí, muchas de ellas, con pocos hábitos ya que nunca habían tenido un modo de vivir estable, ni unas condiciones mínimas de trabajo.
Teníamos que lijar ventanas, pintarlas, hacer la limpieza de los espacios comunes, coger la fruta de los árboles, trabajar en la lavandería, dar apoyo en el gimnasio de recuperación, fregar, preparar los antiretrovirales,… y pequeños arreglos que se convertían en la responsabilidad de los residentes, potenciando así las máximas capacidades de tod@s, siempre trabajando en equipo y con una cooperación muy interesante.

Las tardes eran más libres, la primera semana realicé una formación para tratar con enfermos del SIDA, en el que tuve la oportunidad de formarme sobre el tema, y en la segunda semana por las tardes fuimos a la piscina, otras hicimos un taller de música todos juntos, juegos de mesa,…

Dormíamos en habitaciones dobles, dentro la misma residencia, con el resto de voluntarios, todo preparado con el aseo, las toallas, sábanas, etc.

ImageDurante esa estancia he aprendido muchísimas cosas, primero, y creo que las más importante a nivel personal es que me han enseñado a abrir el corazón y a sacar todo lo bueno de mi estando con ellos, realmente sus historias, sus mensajes, su vida, me han hecho valorar muchas cosas; y sobretodo me han hecho valorar que aunque todavía quede un largo camino para superar los estereotipos y miedos acerca del virus, aún hay mucho que hacer, desde una sonrisa (y no una espalda) a una persona con el VIH, a una denuncia a una empresa por despido improcedente de un trabajador seropositivo…

Me dado cuenta de la poca conciencia del riesgo de transmisión de enfermedades sexuales; y, a modo de denuncia, he vivido la ceguera que tienen las administraciones públicas, o que tenemos todos (al fin y al cabo todos somos responsables) acerca de la anulación de programas de reparto de jeringuillas en las cárceles, de “cronificar” la enfermedad sin más salida social a las personas que la padecen y del robo de las industrias farmacéuticas y de las patentes respeto los fármacos. Pero sobretodo, me dado cuenta del nulo riesgo de transmisión viviendo con personas seropositivas y compartiendo con ellos un hogar.

Habría que actuar desde la educación en temas de prevención y educación sobre la enfermedad, y no sólo con la infancia, sino desde un trabajo comunitario, porque, como dije al principio. Hay rechazo, miedo, ignorancia y exclusión. A nivel educacional, hay cosas que se contagian más que el mismo virus del Sida.

A los que dudáis… participad! Es la única manera de cambiar, el cambio global viene precedido por el local.

Si tenéis alguna inquietud o pregunta al respeto, no dudéis en poneros en contacto conmigo.

Un saludo;
Esther Toran Puig
etp_83@hotmail.com