“Intensive Petra”, o cómo iniciar un voluntariado jordano por todo lo alto

“Intensive Petra”, o cómo iniciar un voluntariado jordano por todo lo alto
Sara Centellas Portet 17/11/2015

Intensamente. Así empezamos este blog, tal y como comenzó nuestro voluntariado en Ammán.

Jordania es un país muy diferente al nuestro. No sólo la gente, la cultura y sus tradiciones son distintas, sino que el ritmo de vida e incluso el paisaje no tiene nada que ver con el tempo catalán o español. Nuestros futuros compañeros de piso, que ya llevaban varios días (o meses) en la capital jordana nos propusieron hacer un viaje por el país. Era la mejor manera de conocerse, establecer lazos, y sumergirse de lleno en la dispar y hermosa tierra jordana.

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Aurora y yo, pues, nos sumamos junto Jéremy (nuestro compañero de piso francés) y Andrea (una valenciana que en cuestión de horas ya adorábamos) a coger un temprano bus hacia Petra a la mañana siguiente de llegar. Las primeras presentaciones fueron ideal, ya que nada más entrar en el piso y dejar las cosas conocimos a Ammar, un chico palestino miembro de la I-Dare community que trajo un gigantesco plato de mansaf preparado por su madre. Nada más dejar las maletas, pues, ya estábamos sentados en la grande alfombra del salón, comiendo con las manos este típico plato a base de: arroz, almendras y carne acompañado salsa de yogurt; ideal para compartir en familia. Nos fuimos a dormir temprano. A la mañana siguiente empezaba nuestra aventura.

Núria se quedó durmiendo hasta tarde para recuperar fuerzas, y no fue muy testigo de lo que iba a suceder en Ammán ese día. Durante la jornada del 5 de noviembre, la capital jordana registró un alto balance de precipitaciones. Si paseas por las calles, todo está construido en base a la realidad geológica del terreno: con subidas y bajadas, colinas y desiguales asentamientos urbanos. Como es lógico, la lluvia inundó calles y casas. Aún así, al dejar la ciudad a primera hora de la mañana, no nos enteramos hasta que familiares y amigos nos lo comentaron por las redes sociales.

Petra es magnífica. No hace falta decir que un día es insuficiente para conocer este inmenso parque natural de hectáreas que incluye formaciones rocosas, montañas y valles únicos en el mundo que aún hoy dan cobijo a 40 familias beduinas que habitan en cuevas. Son un grupo social árabe de vida nómada, y habitan protegidos por el estado entre las montañas del conjunto de Petra participando del negocio turístico con paseos en caballo, ofreciendo te y vendiendo suvenires. Conocimos a un par de ellos muy amables, Mohammed y Uthman, que a cambio de 7 JD (unos 10 euros) nos ofrecieron una cena típica beduina con arroz y carne, el llamado Qstir, con alcohol y música incluido.

Esa tarde en el apartado pueblo beduino nos dimos cuenta de lo dispar que puede ser la población jordana, y en cómo para sobrevivir cada uno se adapta y consigue lidiar con un día a día a veces contradictorio. Si bien sus raíces culturales son para ellos un orgullo, que incluso les beneficia es aspectos como no pagar tasas ni impuestos al gobierno central, sus divergencias sociales les impiden desvincularse de sus turísticas tierras y la felicidad, a veces, se limita a frases como ésta: “yo soy feliz viviendo el momento, con mi cigarro y vaso en mano”.